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jueves, 7 de mayo de 2009

El mundo al revés


Una depende del precio del bien, de la renta de los consumidores, del precio de los bienes relacionados, de los gustos y de las expectativas sobre el futuro. Otra, al igual que la anterior depende del precio y expectativas sobre el futuro, y además sobre el precio de los recursos y la tecnología. Ambas se mueven en función de la otra en un marco del libre mercado con un único factor en común, el precio.

Ahora la renta de los consumidores ha disminuído,los precios se han elevado considerablemente en los últimos años y las expectativas sobre el futuro no son las más alentadoras por ello, la primera se ha contraído, hablo de la demanda. Al disminuir la demanda, la oferta (la otra) se ha de adaptar a dichos cambios en un entorno de libre competencia, así ha ocurrido siempre pero en los últimos meses ha llegado a mis oídos...

>Los Gobiernos instan a consumir productos nacionales

>Una localidad china ordena a sus funcionarios que fumen para recaudar impuestos Titulo del link

>Ayudas gubernamentales para la compra de coches en España

Estas y otras noticias más, muestra el creciente intervencionismo por parte de los Estados del mundo creando artificio en el mercado, provocando que la demanda se adecue a la oferta en vez de a la inversa. Como comenté en un post hace unos meses, defendía el equilibrio entre la libertad de mercado y el intervencionismo del estado porque ambos en su justa medida provocan beneficios, pero cuando uno prima y se sobrepone sobre el otro... las consecuencias pueden ser fatales. Un ejemplo de ello es el "cambio del apalancamiento privado por el apalancamiento público" , como leí en un artículo que recomiendo encarecidamente lean, y eso tendrá consecuencias para las generaciones futuras.

Vivíamos en una época de esplendor en la que los agentes del mercado se acomodaron, en la que el dinero venía fácil y reinaba abundancia. Esa época pasó. Ahora se elimina lo superfluo, se valora lo que verdaderamente aporta valor... se lleva a cabo el 'auto ajuste' y se debía llevar en todas las facetas, 'auto-ajustándose' la oferta a la disminución de la demanda; cuando comience ha haber un clima de confianza la demanda aumentará de forma orgánica y sin artificios y es ahí cuando la oferta podrá ampliarse. Si la demanda de coches disminuye, las compañías que fabrican automóviles se debían adecuar ese cambio. Al remitirme a los automóviles me refiero también al resto de sectores, incluída la banca.

En fin, es complicado desde el punto de vista social pero creo que así debería ser...

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